Fase de violencia física mayor
Esta fase es una continuación de la fase anterior, incluso se solapa con ella en ocasiones. No en todos los casos de mobbing se llega a la fase de violencia física mayor. En muchas ocasiones, las victimas han “claudicado” antes, ya sea pidiendo una baja médica o abandonando el puesto de trabajo, dándole con ello la victoria al acosador y su grupo de seguidores.
A esta fase sólo llegan las victimas “resistentes”, las que se niegan a rendirse. En esta fase ya no sirven los disimulos, la seducción ni las manipulaciones. La víctima, gracias a su propia comprensión o a la opinión de otros, es ya muy consciente de lo que se le está haciendo y sabe que no es responsable de la tortura sistemática a la que se la somete. Conoce el comportamiento del agresor, saben que la causa está en su personalidad patológica y comprende sus puntos débiles. Esto hace que las victimas que llegan a esta fase se conviertan en un peligro real para el status personal y profesional del acosador, por lo que éste se esforzará al máximo para destruirle, usando el terror para acallarle.
Además de continuar con el acoso sistemático al que todo el grupo le sometía en la fase anterior, en esta fase pueden darse situaciones de autenticas agresiones físicas y sexuales. Podríamos decir que se trata de un último asalto, en el que no hay salida para ninguno de los dos y sólo puede haber un vencedor. Por desgracia, dado el apoyo del grupo del que dispone el acosador y de su nula empatía y sentimiento de culpa, suele contar con muchas más cartas para alzarse con la victoria.