Tratamiento para las víctimas del acoso laboral
El tratamiento para las personas que han sufrido mobbing persigue dos objetivos: ayudar a la victima a conectar con sus necesidades y deseos internos y “cicatrizar las heridas”.
Para conseguir esa “cicatrización” el tratamiento debe pasar por una serie de etapas:
- Exploración: La victima debe reconstruir los hechos, analizarse a sí mismo para revivir lo que le ha pasado.
- Expresión: La victima debe ser capaz de contar lo que le pasó, cómo fue y cómo lo sintió.
- Consuelo: Las personas que han pasado por una situación de mobbing necesitan ser consoladas, recibir atenciones y amor de sus seres queridos y también aprender a cuidarse y a amarse a sí mismas.
- Compensación: Las víctimas de acoso laboral necesitarán resarcirse del dolor que han pasado. Esto puede generar deseos de venganza hacia el acosador que deben superarse, ya que si no, estaremos permitiendo que el acosador siga controlando su vida. La mejor manera de obtener compensación sin pagar un alto precio psicológico es dejar nuestro caso en manos de la justicia.
- Análisis: La victima debe analizar cómo le ha afectado el acoso, qué cosas ha perdido, qué ha aprendido con la experiencia…
- Superación: La victima debe integrar el acoso en su vida como un episodio más de su pasado del que pueda hablar abiertamente sin avergonzarse ni culpabilizarse.
- Olvido: Sólo cuando la víctima puede aceptar que el acoso ya ha pasado y sentirse compensado, podrá empezar a olvidar y superar el problema.
El objetivo del tratamiento es la recuperación de la autoestima de la víctima. Para conseguirlo se trabaja el pensamiento positivo, el control del estrés y la asertividad. Una vez la victima aprende estas estrategias sabrá qué quiere conseguir en su vida, qué necesita y qué siente, lo que le permitirá un mayor control sobre sus relaciones sociales y laborales. Con ello, sabrá qué riesgos está dispuesto a correr y qué precio está dispuesto a pagar por sus deseos internos y podrá enfrentarse de una manera eficaz a cualquier futura agresión a sus derechos y necesidades.
Por último, debemos señalar que algunos profesionales no diagnostican ni tratan el acoso laboral de una manera adecuada. Piensan que la culpa es de la persona por carecer de las habilidades sociales adecuadas o que exagera en sus percepciones. En ocasiones, le recetan medicamentos que no necesita. Hay que ser muy consciente de que el acosado es una víctima y que el problema no está en él. Nadie merece ser maltratado en su puesto de trabajo y la culpabilización que el acosado, sus compañeros de trabajo o algunos profesionales realizan, sólo contribuirá a agravar el problema.